Hoy ha amanecido un día soleado. Pero no todos los días son luminosos. El desaliento, la frustración, la pérdida y la derrota, la soledad y la amargura … también forman parte del ciclo de la vida, como la oscuridad de la noche y la pálida luz de la luna. Don Quijote era también el Caballero de la Blanca Luna y, como todo héroe, conoció el desprecio, la soledad, la derrota y la amargura. ¿Podría haber éxito sin fracaso, encuentro sin pérdida, dicha sin desgracia, día sin noche o sol sin luna?
Esta mañana que anuncia el suave sol de la primavera he despertado con estos versos de León Felipe resonando en mis huesos:
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar…
Y ahora ociosa y abollada
va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero,
sin peto y sin espaldar…
va cargado de amargura…
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar… […]
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar…
va cargado de amargura…
va, vencido, el caballero
de retorno a su lugar.
Cuántas veces, Don Quijote,
por esa misma llanura
en horas de desaliento
así te miro pasar…
y cuántas veces te grito:
Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar.
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar…